5.6.13

Nada es para siempre. Eso es un hecho. Y como nuestras vidas no son eternas, ese dolor que no nos abandona y que nos acompaña siempre, a cada minuto, morirá con nosotros. Dejando solo una estela de lágrimas agrias y hediondas a cobardía.

En mi caso tengo 10 años de padecer un dolor que es peor que un cáncer o una pulmonía. Es el dolor del abandono. Y no es un abandono hacia uno mismo o de alguien hacia uno. Es el abandono de uno hacia alguien que significa mucho en la vida.

Hace diez años que no me sale ni una lágrima. En aquel momento ni tenía idea de lo que hacía porque era un cobarde que solo halló como solución salir corriendo. Dicen que uno no se arrepiente de lo que hace. Pues yo si: me arrepiento profundamente haber hecho esa "graciosa huida". Me arrepiento una y mil veces de haber causado noches de espera, días de llanto llamándome sin tener respuesta, me arrepiento hasta el día de mi muerte no haber estado con ella para verla crecer, para hacerla reír, para consolar su llanto, para que me abrazara y me diera un beso. Para que me dijera Papish las veces que quisiera... 

Hace diez años dejé de ser un hombre y me convertí en un fantasma maldito, condenado a vagar por la eternidad sin poder darle amor a quien es por derecho la dueña legítima, a esa criatura que fue lo mejor que me puso pasar en mi miserable vida y que dejé en una canasta en el río de la vida. Hace diez años perdí todo: el empuje, al ahínco, el dulce sabor de una sonrisa, el placentero toque de la luz que genera un ser feliz... perdí el amor. Ahora soy un payaso que sonríe por compromiso social, por tener un poco de aceptación entre los que sí tuvieron esa fuerza que yo no tuve. Soy un ser vacío que tiene por castigo hacer el papel de vivir, estando lleno de gusanos por dentro.

Y es algo irrecuperable e inolvidable. Su imagen siempre esta conmigo, cómo me llamaba retumba en mis adentros, todavía recuerdo vividamente la suavidad de sus manos... su sonrisa me desgarra el alma. Nada de eso puedo recuperarlo y como buen despojo humano, me aferro a eso. Se puede ser más cobarde? Se puede llegar más bajo? Es como no tener un parte de uno con uno... Talvez por eso es que no encuentro mi norte.. porque se quedó con ella. 

Sería yo el ser mas feliz si por un momento pudiera explicarle que fui un pendejo sin fuerza, que decidí salir corriendo asustado ante tanta responsabilidad. Yo debí soportar lo que fuera por estar a su lado, debí dar hasta la vida por ella. 



Un día de estos

Entra la estación de los suicidios masivos. Millones de gotas se matan, lanzándose de sus suavecitas nubes contra la lejana tierra estrellándose contra el asfalto, latas de zinc, automóviles, cabezas de desprevenidos transeúntes, paraguas, etc.
Mientras la calle se inunda y el aire se empapa de ese clásico olor a "lluvia", Gerardo estaba mirando por la ventana de cuartucho acariciando a su gata y masticando algún recuerdo de esos que dejan un sabor amargo. Nunca pudo superar la pérdida de su amano Nube. Todavía recuerda cuando la llamaron de la morgue para que reconociera aquel cuerpo quemado y del cual solo pudo reconocer el diente de oro. Ella no pudo digerir el hecho de que él se fuera con la Putiyis y que ésta, en un acto maquiavélico, lo quemara mientras dormía la borrachera. Dicen los médicos que Nube no se dio cuenta de nada. Que no sufrió. Quién ahora sufre es ella, Gerardo. Se quedó sola como los edificios de Chernobyl. Ya no tenía quien la hiciera reír, llorar, sentir un abrazo o un profundo desprecio. Gerardo estaba destruida y no había quien o qué la sacara de ese estado.A duras penas iba a trabajar mas que todo por darle comida a la Rosca... si por ella fuera se dejaría morir de hambre o como lo había pensado muchas veces, se inmolaría en el Parque de la Merced en honor a su amado Nube (la verdad era que estaba harta de esa vida de puteros, drogas y pleitos con clientes majaderos, de desesperanza como plato de todos los días). 
Un día de estos, regalará a la Rosca a doña Nieve y ya sin nada ni nadie que dependa de ella, se dirigirá a algún punto alto, que le permita imitar a las gotas de lluvia que mira entre lágrimas en este preciso momento...