En un leve parpadear, San José se sintió extraño hoy cuando se levantó. Revisó todo su espacio y aparentemente todo esta en su lugar. Lo roñoso de las paredes estab en su sitio, la humedad de los rincones en los urinales de La Embajada, los cartones malolientes otrora buscadas camas en la madrugada. Chana gritando como loca en el parque de las Garatías Sociales que Dios esta cerca, que los volcanes, que el brujo de sombrero de pico, que la dejen andar chinga, que yo no se que más. Carlitos se estira en su cama, se sacude la naríz y se saca un moco blanco enorme. La cabeza la siente reventar, la luz que entra por la ventana le punza las córneas y la garganta la tiene como una lija. Se levanta y se asoma por la ventana de la cuarteria donde vive y ve a Chana en esas fachas.
Escupe y se va a buscar un vaso con agua mientras los gritos de Chana se hacen cada vez menos molestos. Carlitos se mete al baño compartido donde alguien siempre caga pero no hala la cadena y siempre esta ese olor a mierda fría y añeja. Se baña. El agua esta helada, pero asi se le adormece un poco la goma moral que padece desde hace años los sabados y domingos. Sale hacia su cuarto, se viste y cuando sale a la calle Chana ya no esta y un perro olfates los calzones viejos y huequeados de lo vieja loca que no tiene edad.
Esto es solo una ínfima muestra de lo que San José tiene en su piel todos los días: esos ácaros molestos que lo picna unos con palas, otros con taladros de aire para romper su epidermis dura y negra, algunos como Chana lo torturan con sus vidas enfrascadas en un sin sentido perenne...
Otros, como el niño que una vez murió de frío por el Correo porque nadie quizo aceptar lo que ofrecía, pensando que estaba pidiendo...
Aún así, San José no encontró lo que sentía que le hachía falta esa mañana.
Escupe y se va a buscar un vaso con agua mientras los gritos de Chana se hacen cada vez menos molestos. Carlitos se mete al baño compartido donde alguien siempre caga pero no hala la cadena y siempre esta ese olor a mierda fría y añeja. Se baña. El agua esta helada, pero asi se le adormece un poco la goma moral que padece desde hace años los sabados y domingos. Sale hacia su cuarto, se viste y cuando sale a la calle Chana ya no esta y un perro olfates los calzones viejos y huequeados de lo vieja loca que no tiene edad.
Esto es solo una ínfima muestra de lo que San José tiene en su piel todos los días: esos ácaros molestos que lo picna unos con palas, otros con taladros de aire para romper su epidermis dura y negra, algunos como Chana lo torturan con sus vidas enfrascadas en un sin sentido perenne...
Otros, como el niño que una vez murió de frío por el Correo porque nadie quizo aceptar lo que ofrecía, pensando que estaba pidiendo...
Aún así, San José no encontró lo que sentía que le hachía falta esa mañana.