23.10.10

Syrovosti zázrak

Na přesný okamžik, pohled, který říká, že na milion slov a říci, podívejte trvá věčně, jeho paměť, jeho tón, jeho poselství. Slova, po tom všem, je pryč s větrem! Proto se s tímto trance, chápu, že to, co je řečeno, většinu času je špatný, ale to, co je vidět, je věčné. Bohužel teď vidím za vaše oči, je tam jen neochotně, odlehlosti a chlad. Pravdou je, že jsem se proto, že věnovat pozornost slov, musím čelit tvrdé realitě žal a jít svou cestou, stejně jako jsem se narodil a jak mám jít na to.

16.10.10

El Saturno, El Montecarlo y La Carit

Gerardo estaba en el Saturno, sola, bebiendo como desaforada. Y esta pieza (Perfume de Gardenias, de la Sonora Santanera) le taladraba el cerebro, el corazón... el alma. Su amado Nube estaba bailándola con la Turriyis, bien apretaditos, más apretaditos de lo que deberían... Una copa cayó al piso, Gerardo se levantó toda borracha, le metió un pichazo a la Turriyis y se fue sola... Pero se fue para el Montecarlo y ahí se encontró a Caresombra...

Y en el Montecarlo, se sentó con Caresombra a beber ginebra y antes de que cantara el gallo, estaban en los cuartillos de atras, Caresombra tirándo las botas vaqueras por el aire y Gerardo, muy recatada, sentadita en el borde de la cama se regodeaba el momento en que Nube se diera cuenta de su cruel venganza... Y mientras Gerardo pasaba por ese trance, Nube gritaba como un salvaje, perdido en un torrente inaguantable de celos. La Turriyis lo trataba de calmar, el bartender llamó a los monos de seguridad, algun cliente lanzó un vaso de birra y le dio a un viejillo que pasaba por ahí. Llegó la policía y se llevó a todo el mundo.

Caresombra estaba tan borracho que no le pudo entrar a Gerardo, que toda indignada se fue a pedirle perdon a Nube, pero no lo vio a él ni a la Turriyis... Gerardo pasó toda la mañana llorando, desconsolada, en un riconcito, allá por la Maternidad Carit.

28.9.10

El vuelo de la Rosca

Hoy Gerardo se despertó alegremente triste. No quería levantarse de su catre. La noche había estado brava, muchas birras, muchos tequilas, mucho dolor, lucho llanto... su amado Nube nunca llegó al Saturno. Varios máes se le arrimaron, pero ella esra de respetarla y le partió una botella de Imperial en la cabeza a uno que se volvió muy mano suelta y le agarró la entrepierna. Luego no recuerda nada, solo que se despertó en su cuartucho toda engomada y hedionda a cerveza. Agarró a Rosca, le hizo cariño como le gusta a los gatos y la dejó ir. Rosca se subió a la ventana, se limpió una pata y saltó. Gerardo se quedó sola y poco a poco comenzó a llorar la pérdida anticipada, el vacío permanente que le llenaba el corazón de vértigo y lo envolvía fuertemente con las vendas de la soledad. Lloró sola, lloró el alma toda la tarde hasta que en lugar de lágrimas lloraba arena. Ya para ese momento eran las 18:42:25 y tenía que alistarse para entrar a trabajar. La Rosca llegó y se sentó a ver a Gerardo, mientras éste intentaba vestirse, pero vio a su dueña quedarse paralizada ante el espejo mirando la realidad que no le permiten ver sus noches sin espejos... y por eso Nube no llegó anoche al Saturno. De nuevo un río de lágrimas cayó por sus hundidas mejillas. Gerardo se acercó a la ventana de su cuartucho que daba al parque que esta atras del Edificio Genaro Valverde, se sentó en el quicio, se limpió las lágrimas y como la Rosca hizo horas antes, saltó por la ventana...

17.9.10

La mañana y Nube

Hoy se levantó sintiéndose diferente. Lo notó porque era temprano, porque abrió la cortina del cuartillo donde vivía sobre la Av. 5 y pudo ver el camión de la basura que nunca veía, irrigar las calles con su caldo de mil olores. Un suspiro llenó sus pulmones viejos, tapizados de tabaco y eso le produjo tos. Escupió fuerte y encendió un cigarrillo como desayuno. Caminó hacia su armario, abrió la puerta que todavía se aguantaba los recuerdos que colgaban de ella y se puso a escoger la ropa para este día.
Sabía que en San José había fiestas. Entonces debería ponerse algo lindo, pero fresquito porque el día ofrecía cielo azul y hombros quemados. Y mientras buscaba, un recuerdo se cayó y le dio en la cabeza. Se quedó mirándolo como con miedo y deseos de tomarlo con ternura. Una diminuta lágrima se le zafó y cayó en el recuerdo seco y polvoriento y eso bastó para que muy despacito éste se fuera convirtiéndo en un telón y sobre éste, un segmento prohibido de su vida se viera proyectado: su amado Nube. Y el recuerdo fue cobrando más vida, conforme más hilillos salobres se perdían en el abismo de su pecho. Su amado Nube. Casi lo podía tocar, si hubiera estirado la mano, pero una tomó a la otra y no se soltaron. "Nube..." se dejó decir. Luego tomó el recuerdo, lo secó y lo guardó en su lugar.
Escogió un lindo vestido de esos que venden en la Plaza de la Cultura, se metió al baño que era compartido (donde siempre encontraba el servicio sucio, "puercos indecentes esos" decía con furia) y veinte minutos despues lucía radiante frente a un pedazo de espejo que había rescatado de un lote valdío al sur de San José.
Esa mañana sonrió y salió feliz. Esa mañana, Gerardo se sentía particularmente hermosa...

6.8.10

Llueve

Cómo se ve San José elevándose uno tres metros sobre su suelo? Se ven cientos de cabezas como glóbulos mulitcolores, multiétnicos, multisabores. Y así también ves los automóviles masacrándolo con sus llantas chillonas, sus claxones bulliciosos, sus escapes tóxicos. Pero San José parace no inmutarse, parace no importarle todo eso. Sólo pone su asfáltica epidermis para que todo suceda.
Pero hoy llueve y nadie se ha detenido a averiguar porqué San José esta así. Talvez le duela algo, talvez tanto humo le irrite las nubes, talvez tantos tacones le maltraten la piel delas aceras... talvez esta cansado de que nadie se detenga un minuto y hable con él... San José ya esta viejo y como tal, abandonado por las caras sin rostro de los que han nacido en su seno.
Una bandada de colegialas cruzó la calle como palomas apuradas para no mojarse, un par de cacos robaban a manos armada una tienda por el Mercado Central, a un borracho lo sacaban a patadas de una cantina de mala muerte allá por la Coca Cola y San José pensó en morir. Pensó en solo dejarse consumir por la torrencial lluvia, por las putas, por los buses, por los recreos, por los camiones de la cervecería... pero decidió que mejor no. Decidió que se quedaría un tiempo más sufriendo el paso de los días, los meses y los años. De todos modos, si muriera, nadie lo notaría.

28.5.10

Y mi recuerdo?

"Only you, can make all the world seems right..."
Esa canción de los Platters paulatinamente inundaba el reducido espacio de su cuarto. Viendo fotos viejas y videos de Betamax los recuerdos fueron tomando forma. Cobraron vida conforme la música avanzaba.
De pronto estaba Vitti ronroneando a sus pies como lo hacía cuando tenía hambre. O de pronto estaba el viejo en su bodega cortando botellas con manila para hacer vasos de la Canada Dry. O de repente escuchaba las melodiosa voz de la abuela que cantaba mientras aporreaba la ropa en la pila.


"Oh, oh yes... I'm the great pretender..."


Los recuerdos, que se escapaban de sus cajas como niños curiosos pero empolvados. Ahí estaban sus travesuras en La Sabana, la vez que se cayó en el río que estaba detras de la escuela... el llanto de la niña Sarita. En un abrir y cerrar de ojos estaba su cuchitril lleno de un sin fin de recuerdos regados en el piso unos, colgados de las paredes los mas inquietos... y él sin saber qué hacer con tanto desorden. Al final, se ponía a jugar con los mas recientes mientras los mas viejos se sentaban a jugar ajedrez o a leer algo de Kundera. Tenía un montón de recuerdos por todos lados!

Solo le faltaba uno que nunca logró encontrar: el recuerdo de sí mismo. Se había olvidado para siempre.

8.1.10

Ven

Deja que tus profundos ojos negros miren a los mios.
Yo prometo dejarlos que entren y que se lleven lo que queda,
en este derruido cuerpo.

Deja que tus delgadas manos se posen en las mias.
Yo te juro que de ellas me sujetaré e iré donde me lleves,
lejos del bullicio.

Deja ya de esconderte, deja ya de huir de mi.
Ven. Llevame, te imploro! Ya los granos germinaron y aquí solo quedan
huelas de un amor que se quiebra por la desesperanza...

Yo no te tengo miedo! He estado esperandote desde que nací!!

Susurros matutinos

Hoy sentí su aliento susurrándome al oído: ven conmigo. Yo me desperté y apenas pude verla salir de mi cuarto, como para que no la viera. Todavía sentía sus dedos en mi pecho, dejando su marca fría, húmeda.
Ella siempre pasa a saludar. Algunas noches de insomnio jugamos cartas, otras tomamos mate y vemos televisión. Ultimamente le ha dado por entrar de puntillas, susurrarme algo al oído y salir, como hoy en la mañana. Lo que ella no sabe es que yo a esa hora estoy semi dormido y siempre me doy cuenta. Uno de estos días le daré una sorpresa: me levantaré y me iré con ella. Estoy seguro de que se asustará mucho. Lo que ella hace es coquetear. De ahí no pasa.

No, hasta que ya sea mi tiempo de dejar de cuidar este cuerpo, de dejar de sostener estas lágrimas y puedo por fin olvidarme de mi para siempre.